NOTICIAS DE CAUDIEL |
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El pasado 15 de diciembre tuvimos la suerte de contar con Nacho Grande, director de Cáritas Diocesana de Valencia, como ponente del mes dentro del programa de sesiones de liderazgo femenino The Avenue.
Desde el principio de la intervención consiguió la interacción con el público tan joven que le escuchaba: “Qué es una persona pobre?”, preguntó. Las respuestas fueron muy variadas y comenzó a dar forma a la sesión a través de esta cuestión. Nos encontramos a diario con gente necesitada de distintos bienes, ante todo personas que esperan un trato digno, una atención, un respeto. A veces podemos hacernos insensibles, dejar de ver al que pide dinero, comida, ayuda, una sonrisa, porque quizá no queremos enfrentarnos a esa realidad que nos rodea, a esa realidad de carencia, de sufrimiento. El ponente fue intercalando anécdotas vividas en primera persona, y en este punto comentó que un año se hizo la Operación frío en la que se entregaron ropas de abrigo a las personas que pernoctaban al raso por las calles de la ciudad de Valencia: se trataba de llegar a las necesidades básicas de esta gente, de servirles en lo que pueden necesitar. Por este motivo animó a las participantes del programa y a todas las asistentes a ser líderes del servicio: para servir no imponemos lo que nos parece que hace falta, sino que nos acercamos a esa persona, charlamos con ella y preguntamos qué necesita. De esta forma, los actos solidarios cobran un sentido auténtico en el que el centro deja de ser el voluntario o la voluntaria y pasa a serlo la persona necesitada. Dejaremos de hacer un acto solidario por la satisfacción que recibimos al hacerlo y lo haremos como un verdadero servicio, una verdadera atención a la persona que sufre, que pide, que nos reclama una atención. Ese es el tipo de liderazgo que desde el programa The Avenue se pretende: un liderazgo que acoge a las personas que le rodean, que se apoya en ellas para avanzar, y que tiene en cuenta sus necesidades para poder solventarlas en la medida de lo posible y contribuir de este modo a que todas las personas tengan una vida digna, un trato humano, una atención personal. Un ejemplo muy gráfico fue el que contó de un chico huérfano que pedía dinero en la calle para que la gente se parase a hablar con él. Planteó, también, una cuestión de fondo para hacerlas reflexionar: ¿cuáles son los tres males de la sociedad actual?: el individualismo, la cultura del descarte y la globalización de la indiferencia, dijo parafraseando al Papa Francisco. Pidió en varias ocasiones a las asistentes que no dejaran de mirar a su alrededor, de empatizar, de comprender: escuchar para comprender. Recordó que el éxito a costa de otras personas no hace mejor a un líder, sino que lo que de verdad hace de un líder una persona atrayente es su capacidad de acoger a todos, tratando de sacar lo mejor de cada uno, contando con ellos para conseguir una meta común que beneficie al conjunto. Esto, comentó, no es fácil, y exige un corazón muy grande y capaz de comprometerse con la gente; el corazón anhela y es feliz haciendo esto: comprometiendo su amor con un ideal noble, grande, que contribuya a hacer un mundo mejor: y eso es un líder, una persona con un corazón capaz de querer y desde el cariño ayudar, escuchar, dar, recibir. Lo explicó de un modo gráfico con algunas imágenes en las que se describían las instrucciones de algunos objetos: un casco en el que diga “no golpear”, un paraguas que no se puede mojar, una tirita que no se puede poner en contacto con la piel, o un corazón que diga no se puede comprometer. De esta forma, las participantes comprendieron mejor el sentido del mensaje. Finalmente propuso un pequeño reto a las futuras líderes: tratad de estar atentas este mes a las realidades de sufrimiento que hay a vuestro alrededor: no hace falta irse lejos, ni siquiera participar en un programa de solidaridad: en vuestra propia casa, con vuestra madre: la podéis mirar a los ojos, escuchar sus necesidades, acoger sus padecimientos y tratar de comprometeros para cambiar, acompañar, hacer lo que esté de vuestra mano para cambiarlo. Así, desde la empatía y la solidaridad, se puede ser verdaderas líderes positivas para nuestra sociedad.
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Marzo 2019
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